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jueves, 29 de noviembre de 2018

VUELTA AL BLOG. EL HORNILLO 21/10/2018.



Después de tanto tiempo sin aparecer por motivos que no vienen al caso, retomo el blog para seguir contando las andanzas de un grupo de amigos que aún seguimos cazando con la misma ilusión por la provincia de Córdoba.

A lo largo de esta ausencia, la Peña del Cerrillo desapareció al finalizar la temporada pasada, aunque realmente no existe diferencia alguna, ya que la mayoría de nosotros seguimos monteando juntos en cada ocasión que se presenta.  Aunque eso si, como grupo de amigos en vez de como Peña.

Pero bueno, esto es un blog de crónicas monteras, así que lo mejor es comenzar con una de ellas en vez de algún post de opinión personal sobre diferentes cuestiones relacionadas con la caza.




Bien, allá por julio, Javier Escribano nos comenta sobre una montería que dan el 21 de noviembre llamada "El Hornillo".  Realmente no teníamos ni idea de qué finca se trataba, pero las referencias que nos dio y que no le dicen "el Maldini de las monterías" a modo de broma, hace que nos apuntemos sin preguntar mucho más sobre qué nos puede deparar el día.

En esta ocasión asistiríamos 3 puestos, quedando en reunirnos en la misma junta, situada en Cazalla de la Sierra, a las 8:30 de la mañana.  Yo quedé para salir desde Fuente Obejuna con Vassily, Paker (que irían juntos al puesto) y Jose (que iría con Manolo), tomándonos un café en el Sillero y compartimos viaje ameno de hora y media hasta el lugar de reunión.  

Al llegar, ya se encontraban Carlos (mi socio) y Manolo, que partieron desde Córdoba, en la nave donde se celebraría la reunión.  Una migas bastante buenas y un buen café me hicieron entrar en calor, ya que el día se presentaba algo fresco debido a la típica lluvia calabobos que nos acompañaría durante buena parte la jornada.

Saludamos a Javi, Nacho y los demás miembros de la Peña los Maldini y esperamos al sorteo que no se demoro en demasía.  Alfonso Herruzo era, junto a José Morales, los encargados de organizar el evento.  La verdad es que tenía ganas de verles trabajar, cosa que hicieron bastante bien a lo largo de la jornada como pude comprobar.

Empezaron recordando las normas de la montería, pidiendo a posteriori voluntarios para unos 8 puestos en los que había que "andar".  Siempre me han gustado estas armadas o puestos de voluntarios, pero aquí nadie levantaba la mano, y eso que muchos de ellos eran de la zona y conocían la finca. Volvió a insistir diciendo que eran muy buenos puestos, y en cuanto Vassily y Paker se apuntaron... joder... miré a mi socio y levanté la mano tambien....jejejeje.

Nos acercamos "aquellos intrépidos aventureros" y sorteamos los 8 puestos antes que el resto.  Una armada entera de 6 y 2 sueltos en otras dos armadas.  A Vassily y Paker les tocó en dicha armada, el 6 del Coscojal, y a nosotros en cambio a uno de esos puestos sueltos... 1 del Retamar.  Sinceramente no teníamos ni idea donde íbamos, sólo que eran traviesa y que nos preparásemos para la caminata.

Ya en el sorteo general, a Manolo y Jose les tocó en el 4 del Faro, segunda en el orden de salida.  Éstos salieron bastante rápido y, en un momento de relax a que se colocaran los cierres, me acerqué al orgánico para saber algo sobre el puesto. Cien metros de subida desde el coche, que teníamos un puestazo y que se jugaba un digestivo al finalizar si no tirábamos¡¡¡¡... joder, a mi que me engañen en todas las monterías si quieren, porque ya iba con la ilusión de un niño el día de reyes.

Un buen rato de carril en dirección a la finca acompañados por la fina lluvia nos hizo percatarnos de buenísimo otoño que estamos teniendo.  Arroyos corriendo, suelo blando, verdor... la verdad es que la sierra de Sevilla es bastante más húmeda que la cordobesa.

  Al poco de entrar en la mancha, el postor nos desvía al 1 y 2 de nuestra armada hacia la izquierda y al resto los manda esperar a que nos pongan.  El número 2 está justo en el sopié de un enorme cerro, con su testero correspondiente dominando dicha huida.  Nosotros, en cambio, subimos algo más hasta que nos señaló donde se encontraba la tirilla.  Efectivamente, se encontraba a unos 100 metros desde donde dejamos el coche (si eso es "andar" para los sevillanos...) a mitad de ladera que dominaba toda la vaguada hacia las llanas, con su correspondiente testerazo de frente y un circo por la parte izquierda hasta donde se le perdía a uno la vista. En resumidas cuentas.... un puestazo.

Colocamos los pertrechos y Carlos comenzó a montar el "campamento" para que no nos mojáramos, sacando un paraguas estilo sombrilla, con sus correspondientes "vientos" atados al zurron.  No veas con McGiver, entre esto y los puestos que monta en la media veda, cualquiera se queja de no estar cómodo...jejej

Muy poco tiros se escucharon antes de soltar los perros, pero aquello era más de cochinos, por lo que era normal que estuviera todo tan parado.  Éstos no tardaron mucho en llegar y soltar, empezando a escuchar una traca de tiros por la parte más lejana de donde nos encontrábamos.

Por nuestra zona, en cambio, la cosa estaba bastante parada, sólo avistando a primera hora un par de ciervas por la parte alta del circo de la izquierda que nos parecieron liebres debido a la distancia. Dos zorros nos entraron desde atrás a posteriori, pero decidimos no tirarlos para no delatar nuestra posición por si algún cochino se encontraba encamado cerca nuestra.  Pero nada, los perros pasaron por detrás sin escucharse ladras... se ve que la caza se había volcado en el lado opuesto e iba a estar la cosa difícil, aparte de que el cielo en esos momentos se cayó y empezó a jarrear de verdad.

Algo desencantados, nos comunicamos con nuestros compañeros vía emisora, y mientras Jose y Manolo tampoco habían visto nada, Paker y Vassily habían tirado ya 3 cochinos, pensando que uno de ellos estaba enganchado, y que aquello estaba siendo un espectáculo por su zona (maldita mano, de 6 puestos que tenía esa armada, y me da por sacar uno de los sueltos..).  En esas estábamos cuando, sin percatarnos siquiera de su llegada, 3 reses nos miraban fijamente desde la misma vaguada a una distancia de unos 200 metros.

Es increible como se nos han metido en medio del puesto y no nos hemos dado ni cuenta... y después me jacto de que la afición me puede y me da igual que llueva o truene ya que siempre estoy atento....Yaaaa....
 En fin, éstas giraron tranquilamente y se taparon detrás de una encina, aprovechando éste momento para prepararnos.  Nos habían dado una nueva oportunidad, o es que habían valorado que esos dos espantapájaros metidos bajo una sombrilla/paraguas no les suponíamos peligro alguno...que se yo.

Cuando aparecieron de nuevo, empezaron a subir el circo que teníamos a nuestra izquierda sin prisa alguna.  Las dos primeras eran ciervas, pero el último vimos que era un venao.  Le digo a mi socio que es todo suyo, que se prepare en cuanto se cruce antes de saltar una pequeña valla ganadera. Mientras estoy mirándolo a través de visor, me sorprende el estruendo del Mannlicher de mi socio, desapareciendo el venao de mi visión.  Joder¡¡¡, menudo tirascazo, seco¡¡¡, lo felicito como si lo hubiera abatido yo, ya que la distancia de tiro no era ninguna broma (yo no creo que hubiera hecho diana la verdad).

Abrimos la botellita de vino  que se trajo para celebrarlo y esperamos a ver si nos entraba alguna otra res con la vuelta de los perros.  Pero nada, otras dos ciervas salieron disparadas vaguada abajo cuando asomaron los punteros por nuestro testerazo y ahí acabo todo.  En cambio, en el lado opuesto, estuvieron entretenidos hasta los últimos estertores... parecía que se había dado bien el tema.

Sin prisa, nos fuimos a marcar el venao de mi socio y bajamos al coche para ir al cortijo.  Cuando llegamos, nos quedamos impresionados por el semejante "palacio" que era, con un patio interior donde estaban dispuestas las mesas de la comida y una terraza con unas vistas impresionantes a la finca.

Allí ya se encontraba Manolo y Jose.  Venían bastante decepcionados ya que se habían aburrido bastante la verdad, pero bueno, así es la caza en abierto.  Empezamos a saludar al resto de conocidos que ya se encontraban en la junta, y la verdad es que todos habían hecho diana y habían disparado sobre alguna res.  Empezaban a enseñar fotos de algunas de las reses abatidas y...puff... que pedazo de aparatos se veían¡¡¡, aparte de algún puesto con 5 cochinos y un enorme venao.  La montería había sido un espectáculo por lo que nos iban contando.

El único "pero" de la jornada fue la comida.  El catering se vió completamente desbordado por la "jauria", y aquello se les fue de las manos, no pudiendo disfrutar del pedazo de día que se había quedado después del chaparrón.  Cuando llegaron Paker y Vassily, muy cabizbajos, ya estábamos todos a la entrada de la cocina para "rapiñar" todo plato que apareciera...jejeje.

Nos contaron que realmente el postor no había encontrado su puesto, dejándolos al lado del camino donde estaba el coche.  Cuando fueron a pistear los cochinos tirados, vieron que la cinta de la postura se encontraba justo al volcar el pequeño testero que tenían en frente, donde pasaron los 3 cochinos a cascaporro y alguna que otra res más, que pudieron haber tirado de encontrarse allí, pero que sólo sintieron pasar.  En fin, una pena porque estuvieron en todo el meollo del asunto.



De todas formas, nos encantó volver a juntarnos tantos del grupo... pasando un muy buen rato hasta la llegada de las reses, no teniéndolas que esperar mucho la verdad, y eso que algunas (como el venao de mi socio) estaba complicado sacar sin mulas.

Cuando se conformó el plantel, nos quedamos impresionados.  40 cochinos y 20 venaos para 50 puestos, con algunos de éstos últimos impresionantes¡¡¡¡.  Ciertamente, había sido un monterión, como así se intuía.



Al ser domingo, no pudimos entretenernos mucho, por lo que nos hicimos fotos con el plantel y nos despedimos de los presentes con algo de prisa, ya que aún nos quedaba mas de hora y media de vuelta a casa.  Una última parada en el Sillero para un café, cerró el ciclo justo donde lo empezamos, redondeando con ello una montería para repetir...



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