Es difícil comenzar un relato tan especial como este sin preguntarme si podré llegar a estar a la altura de lo acontecido. En estos casos, es donde se diferencia al verdadero escritor del simple aficionado a escribir. Pero bueno, no me queda más remedio que intentar plasmar todo lo vivido, aunque tengo claro que no llegaré ni a acercarme a lo sentido.
Bien, el pasado sábado monteábamos la finca Navalentisco, en el término municipal de Andujar, de unas 1000 ha de extensión y en pleno corazón de Sierra Morena. Se cazaría con 28 puestos y unas 17 rehalas, con un cupo de 2 reses a elegir entre venaos y muflones, 1 gamo y jabalies libre. En resumen, una de las monterías de las denominadas de postín, donde 4 componentes de la Peña habían reservado puesto allá por julio, ya que teníamos muchísimas ganas de asistir después de los excelentes resultado de años anteriores.
En nuestro caso, y como es norma para nosotros, todo comenzó el mismo viernes, con la excusa de ahorrarnos parte del trayecto hacia la finca y con la intención real de juntarnos para hablar de la caza.
Aunque esta vez no hubo peligro alguno de no asistir debido a los tubos largos, acostándonos relativamente temprano viendo lo que se avecinaba.
A las 6 de la mañana Jose Luis y Carlos ya estaban en pie y vestidos, ya que la junta era a las 9 y la distancia se equiparaba a Magaña, que monteamos la semana anterior. Como siempre, a mi me costó algo más arrancar, pero un buen duchazo me quitó todas las tonterías y salimos disparados a recoger a Manolo, que nos acompañaría al puesto en esta ocasión.
En el trayecto por la autovia, vueltas y más vueltas sobre lo que nos podría deparar el día. Íbamos a Andujar¡¡¡, cuna montera por excelencia y protagonista de tantas crónicas en fincas de renombre que llevo leyendo desde que tengo uso de razón; Alarcones, La Virgen, Escoriales, Lugar Nuevo, Montealegre, etc... En fin, para mi era cumplir un sueño¡¡.
La parada técnica en el Hotel Val hizo que nos juntáramos con Vassili, que en esta ocasión asistiría con su padre a otro puesto, y con unos amigos de Fuente Obejuna. Éstos últimos habían dormido en el mismo hotel, y nos comentaron que estuvieron en la finca el día anterior con Jose Morillo, viendo unos muflones, venaos y gamos espectaculares.

Un buen rato de carril y llegamos a las mismas puertas de la finca, con el impresionante cortijo al fondo y su plaza de toros como anfitrión. La junta se hacía en dicha plaza, donde habilitaron una carpa para los monteros. Allí, ya nos esperaba Paker, que se había pegado el madrugón del siglo para llegar a la hora ya que salió desde Fuente Obejuna esa misma mañana.
Saludamos a muchísimas caras conocidas habituales con los Barrancos, teniendo con ello la sensación de cazar entre familiares y amigos. Pocos puestos, la gran mayoría conocidos, ¿se puede pedir más?. Pues si, un catering perfecto nos recibió para ir entrando en calor con café recién hecho, migas buenísimas, dulces, anís... y todo ello atendidos como si de una boda se tratase.

Mi socio tuvo la mano tonta y nos mandó al "2 de los Hornos", en la parte baja del plano y en el lado opuesto donde decían que se encontraba la caza. En resumidas cuentas, no nos gustó mucho, pero bueno, en este tipo de fincas no hay puesto malo como suele decirse, por lo que habría que ver.
Por otro lado, a Paker y Jose Luis les tocó en suertes el "4 de la Paca", y a Vasili y padre en el 6 de la misma armada que éstos. Tampoco sabíamos muy bien que tal eran, pero a priori parecían buenísimos, en todo el centro de la finca y con bastante más monte que donde nos ubicábamos.
Contentos por el resultado general, todos los monteros nos desplazamos a los coches para dar paso a la salida de las armadas. La nuestra era la primera en salir, por lo que esta vez no tendríamos que esperar.. íbamos directos al cazadero¡¡¡.
Muy poco rato de carril desde el cortijo y en nada llegamos a nuestra postura. Se encontraba en lo alto de una loma dominando un precioso barranco, con un testerazo enorme salpicado de encinas y jaras en la zona más pegada al arroyo. Un puestazo en toda regla y difícil a la vez, ya que las reses iban a pasar como aviones y debíamos estar finos.
Soltamos los bártulos y nos presentamos al secretario, Pedro Torres, que en ese momento no sabíamos muy bien quien era (avanzada la montería nos enteraríamos). Siempre suele haber ciertas reticencias cuando te asignan un secretario, ya que es una persona que no conoces y no se sabe muy bien como va a ser la convivencia en las siguientes 4 horas, pero con Pedro nos sentimos a gusto desde el primer momento.
Nos comentó que nos íbamos a divertir, por donde iban a entrar las reses, que nos olvidáramos de los cochinos y que era muy buen puesto. Yo supuse que nos quería animar, pero acertó en todo¡¡¡. También nos dijo que nada más bajarse del coche, 3 gamos (uno de ellos muy bueno) se habían descolgado barranco abajo al ver el primer coche de la armada, por lo que "empezábamos bien la mañana"...
No llevábamos ni 5 minutos cuando el 4 tira, y un cordón de reses empieza a subir barranco arriba alertados por la detonación. Parecen venaos, por lo que me encaro y espero a que salgan al tiradero. Empiezan a aparecer y me parecen buenos (acostumbrados a los de nuestra zona son enormes¡¡¡), pero Pedro me dice que eran pequeños y que ni se me ocurriera tirarles.

Joder, era muy muy bueno y ahora no sabemos si llevamos una pieza o no. Pedro nos dice que pocos de esa calidad volveremos a tirar, pero no tenemos tiempo para lamentos porque un nuevo cordón de reses aparece por el testero. Más muflones que vienen como aviones. El primero, no, el tercero, el quinto... estábamos volviendo loco a Carlos entre los tres¡¡¡ajajaja. Tiro largo y muy dificil, y a criar.
Ya escuchábamos soltar a las rehalas para unirse a la fiesta, liándose con ello una traca en la parte baja que daba miedo. Nosotros seguíamos viendo más y más reses pasando por el puesto. Un cordón de 15 venaos pequeños a todo trapo que hace retumbar el suelo como si de una estampida se tratase, hizo que nos quedásemos petrificados ante semejante imagen. Otra manada de muflones que aparecen por arriba del testero, pero ninguno como los tirados anteriormente, etc...
Menuda querencia tenía el puesto, y eso que pensábamos que era malo sobre plano. En esas estábamos cuando nos sorprende a menos de 30 metros de nosotros un venao al trote. Un venao no, un pedazo de venao¡¡¡. Yo no se qué me ocurrió... o no supe verle la calidad del trofeo, o no tenía tensión de estar cazando o que, pero lo miro, me giro a mis compañeros y les pregunto con toda la tranquilidad del mundo que cómo es. La respuesta al unísono me saca de mi atontamiento.....¡¡¡tirale por Dios¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡. Ostia, eso hace que salga de mi letargo y me espabile, pero ya había perdido un tiempo valiosísimo, ya que el venao nos había visto y ahora corría. Encaro como puedo a toda prisa y pumm... fallo estrepitósamente. El venao que gira su carrera y se lanza barranco abajo, por lo que recargo, le lanzo otra andanada antes de que desapareciese y..... ZAS¡¡¡¡, un vuelco espectacular da con sus huesos en el suelo.
Pero que ha pasado???, aún no me creo como ha ocurrido todo. Manolo y Carlos me dan un abrazo dándome la enhorabuena y Pedro me dice que si no lo llego a tirar, me parte el rifle en la cabeza, mientras reía por lo surrealista del lance.
Como no sabía aún que había matado y sin peligro alguno por encontrarse a menos de 60 metros, Pedro, Manolo y servidor bajamos a verlo. Cuando me acerqué, me quedé a cuadros...vaya pedazo de venao¡¡¡¡, ¿cómo he dudado siquiera en no tirarle?. Nos hicimos 4 fotos rápidas y mientras volvíamos al puesto, Carlos nos alerta que no nos moviéramos, que bajaban otra manada de muflones directas hacia nosotros. Éstos se giran, y sólo puede pegar un tiro a trasluzón a una distancia considerable, no tocando pelo.
Estoy viendo a mi socio bastante tenso. Ya me ha demostrado en muchas ocasiones que tira muy bien, pero en este caso le esta pudiendo las ganas por lo que parece. Manolo le intenta tranquilizar sugiriéndole que cambie de rifle y coja el express, con el que está más habituado y lleva cazando toda la temporada, pero prefiere seguir apostando por el Mannlicher que posee.
No tardó en aparecer una nueva oportunidad. Otra manada de muflones que se descuelga semi tapadas por la parte baja del barranco. Hembra, hembra, hembra, rosca y pummmm...no hemos visto nada, los muflones se giran y vienen hacia nosotros desde el fondo del barranco pero, por arte de magia, desaparecen sin volverlos a ver.

Volviendo a nuestro puesto, la cosa seguía igual. Un ir y venir continuo de reses y perros que no paran por nuestro tiradero cuando, otro muflón que baja el testero y parece bueno. Pedro y yo le decimos a Carlos que se gira a la izquierda, que se mejore unos metros, pero el jodido finalmente se gira al lado opuesto, teniendo que volver a su puesto para tener un mejor tiro. Otros 3 tiros y se ve claramente como tampoco le da. La desesperación de mi socio era palpable....y ya no sabíamos como animarle.
De repente, un perro, de los cientos que pasaron a lo largo de toda la mañana por donde desapareció el primer muflón, que ladra y muerde. Otro que se suma, por lo que le decimos que vaya a ver que pasa, desapareciendo de nuestra visión durante un tiempo que nos pareció interminable Esa tensa espera la recordaremos Manolo, Pedro y yo por siempre... rezando porque estuviera allí y que nuestro amigo nos diera el "ok" al salir de la espesura. Pero lo que vimos fue aún mejor. De repente apareció Carlos con el muflón a rastras llevándolo al camino¡¡¡¡¡. Había abatido el primero de un tirascazo a más de 200 metros¡¡¡¡¡¡¡¡.
Abrazos entre los 4, saltos alegría, enhorabuenas... es dificil explicar lo que sentimos en esos momentos los 3 socios de la Peña que vivimos aquello y Pedro, que se contagió de nosotros y se alegró igual o más porque todo hubiera terminado así.
Que peso nos habíamos quitado de encima joder, habíamos conseguido nuestro objetivo principal¡¡¡. Encima, no un muflón cualquiera, si no el más grande que había tirado¡¡. Nosotros habíamos cumplido, por lo que cedimos el rifle a Manolo para que tirase el gamo que nos faltaba del cupo o algún cochino que pudiera perderse por nuestros dominios.
Ya no queríamos cazar, si no celebrarlo, por lo que empezamos a abrir todas las viandas y algunas botellas de vino para la ocasión, mientras hablábamos con Pedro sobre la sierra de Andujar y las diferencias con nuestro cazadero habitual. Avanzada la conversación, nos dijo que era el gestor de la finca "Los Alarcones" de Samuel Flores¡¡¡. Ya decía que me sonaba su cara de haberla visto en algún video de caza. Una eminencia en la caza con nosotros en el puesto¡¡¡¡. Le estaba haciendo un favor al dueño de la finca por su amistad y buen hacer, accediendo a ir a una postura como mero observador, por lo que las últimas 2 horas estuvimos escuchando con la boca abierta sus experiencias cinegéticas a lo largo de tantos años.
En esas 2 horas, siguieron entrando reses, pero ninguna tirable, por lo que Manolo no pudo completar el cupo con el gamo para que la jornada fuera perfecta. Así que, sobre las 15:30, recogimos los bártulos y acercamos las reses al camino para hacernos las fotos de rigor.

Nos despedimos de Pedro, dándole las gracias por todo, y nos presentamos en la junta de carnes donde ya nos esperaban nuestros amigos Paker y Tesorero. Lamentablemente, el puesto que ocuparon no fue tan querencioso como el nuestro, abatiendo Jose Luis un venao a última hora donde "cristo perdió el mechero", pero no viendo apenas caza a lo largo de toda la mañana.

Sorprendentemente habían pegado más de 50 tiros pero no habían tocado pelo¡¡¡. Su puesto dominaba un testero a una distancia entre 100 y 200 metros, y otro a más de 300. Pues bien, las reses pasaron todas por el segundo, por lo que tiraban a una distancia que yo ni me plantearía hacer. Lo peor es que una de las reses era un enorme venao que parecía que habían herido, pero no pudieron quedarse con él, trasponiendo y no siendo tirado por ningún otro puesto. Se lo comunicaron al guarda, llamándole éste al día siguiente para decirles que había encontrado dos cochinos y un muflón pequeño abatidos por ellos, pero ni rastro del venao. Cosa rara lo ocurrido, porque le llamamos Vassili en honor al gran "Vassili Zaitsev", francontirador ruso que se hizo famoso en la batalla de Stalingrado...
Celebramos la jornada brindando con una botella de Cava que trajo Paker para la ocasión, y nos fuimos a la losa a esperar a las reses que se encontraba pegada al cortijo principal. La verdad es que tardaron algo en llegar, alcanzándonos la noche mientras hablábamos con el resto de conocidos que también se habían divertido. Un puesto que se quedó sin balas, otro que tiró a más de 10 cochinos, otro con 7 tirados y 4 cobrados... por lo que parecía, la montería se había dado bien y, cuando finalmente aparecieron, se confirmaron todas las expectativas.
Como teníamos reservado un hotel en Andujar para hacer noche, nos despedimos de los monteros que aún quedaban y dimos las gracias a Cinegética los Barrancos por el día tan espectacular vivido. El día se completo pegándonos un homenaje en el Mesón el Botijo por recomendación de nuestro gran amigo Manolo, donde cenamos como si no hubiera mañana y conocimos la noche iliturgitana hasta bien entrada la madrugada.
En fin, cómo resumir lo escrito... el ambiente, el emplazamiento, la gente que asistió, el catering, la organizacion, el clima, los resultados, el post-montería con amigos... creo que no volveré a disfrutar tanto como en Navalentisco 2016.
Pd: Gracias Manolo por acompañarnos.
Enhorabuena por el relato y por l9s Trofeos conseguidos.Parecía por momentoscque estaba junto a vosotros disfrutando de esos lances tan realistas.
ResponderEliminarCarlos me alegro de tu gran muflón, maxime siendo primero y me alegro por tan prwcioso venado.
Gracias por compartirlo.
Abrazos
Joaquin