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martes, 15 de noviembre de 2016

FIN DE SEMANA EN HUESCAR (PARTE 2)





Eso hace que despierte de mi letargo y empiece a volver a la realidad de que estaba en una montería donde había que estar 100% concentrado en todo lo que ocurriera.

Otra repetición de disparos más cerca si cabe y el montarral empieza a venirse abajo con un estruendo de reses que bajan paralelos al camino de las Alegas en dirección al final del regajo que dominaba en mi postura.  En nada, consigo distinguir la carrera de las reses pero que, enmontadas, no logro adivinar de qué se trataban. 

No tarda en aparecer la primera cierva por el clarete, en línea con el último coche de la otra armada, como una exhalación, seguida de otra y un venao bastante bonito de montería.  Encaro al último y no logro casi ni meterlo en el visor (3-9x40) debido a que me estoy llenando de bicho.  Eso, y la velocidad que traían hace que realice un disparo a trasluzón y muy mal ejecutado.  Encima intento recargar y la bala de la recámara no entra, aunque no hubiese podido repetir el disparo porque en cuestión de segundos se habían perdido entre el montarral después del claro.  


Me había llenado de bicho¡¡¡.  Por más pruebas que hice nada más colocarme con los aumentos al mínimo en todas mis zonas de disparo, había cometido un error de principiante.  Esas dudas de dejar el rifle o coger la escopeta momentos antes de que se produjera el encuentro me perseguirá toda la temporada, ya que tengo claro que si hubiera elegido correctamente el resultado del lance hubiera sido otro completamente diferente.  Pero bueno, al finalizar la montería me acercaría a comprobar si le había alcanzado o no
.
Acto seguido, los disparos se sucedían muy cerca de mi postura.  La armada de la Tatua se estaba divirtiendo, y todo ello antes de soltar los perros.  Sinceramente, en esos momentos pensaba que se iba a dar un monterión ya que aquí a lo que veníamos mayormente era a cochinos.

Los perros empezaban a impacientarse en los camiones de los rehaleros ya que la fiesta había comenzado sin ellos, no parando de ladrar para dar rienda suelta a sus instintos.  Soltarían a mis espaldas, de carretera hacia dentro de la mancha y vuelta por sus pasos.  En nada tengo a los punteros encima de mí, metiéndose monte adentro y escudriñando toda mata que me rodeaba.  Algunos toman la dirección del venao y no escucho ladrar a parado ni nada parecido, por lo que me voy cerciorando de que no he llegado a tocar pelo.

Cuando llega el grueso de la rehala y se adentran aún más, un perro que levanta algo y el perrero grita a pleno pulmón, - Ahí va el guarro para abajo¡¡¡¡¡.  Yo ya había cambiado el rifle por la escopeta y esperaba al cochino por el mismo clarete que el venao, pero éste fue mucho más listo y cuando llegue a verlo lo hizo bastante más arriba, justo por las ruedas del último coche de la Tatua y sin dejar el espeso montarral que seguía a continuación.  Eso hizo que sólo pudiese verlo pasar por el camino y desaparecer con los perros monte abajo en dirección a la carretera. 

En fin, mala suerte en esta ocasión, pero si esto no había hecho más que empezar y ya llevaba dos lances, tenía la seguridad de que tendría bastantes más ocasiones de probar las Legia esta temporada

Pero la cosa empezó a torcerse a partir de ese momento.  No escuchaba apenas ladras y no había disparos; alguno esporádico en la lejanía pero no como para que se estuviera dando un monterión.  Algo estaba pasando y no era normal aquello, ya que el día era perfecto para montear y la mancha no muy grande, por lo que tenía claro que escucharía todo desde mi posición.  Tampoco había cobertura, por lo que no sabía cómo le iba al resto de mis amigos.

Estaba aburrido, tres horas sin sentir absolutamente nada a mi alrededor… echaba de menos a mi socio para, al menos, poder conversar bajo con alguien.  Una gama me estuvo dando vueltas por el puesto en varias ocasiones, pero yo no tiro hembras ya que no las considero trofeo.  Simplemente albergaba esperanzas que de vuelta los perros animaran toda la zona de nuevo, pero no ocurrió nada de eso, viniendo los punteros por el mismo camino de las Alegas sin ganas de meterse por el monte.  Se veía que estaban igual de aburridos que nosotros. 


Los primeros coches empiezan a aparecer, por lo que voy a mirar al clarete por si viese algún rastro de que había alcanzado al venao.  Pero mis dudas se confirmaron… allí no había ni rastro de sangre ni nada por ningún lado.

Me dispongo a recoger, cuando llegan mis compañeros Manolo y Jose Luis en el coche del postor y me dicen que habían matado un venao de 12 puntas bonito¡¡¡.  Me alegro por ellos porque se merecía cualquiera de los dos abatir algo después de una temporada pasada llena de mala suerte.  Primero a los que veo y primer abate de la Peña, aquello empieza bien…jejeje.

Me voy hasta el coche de Vassily a esperarles para ir a la junta, cuando van apareciendo monteros de la Tatua con bastantes caras de felicidad.  Toda la armada había cortado pelo, llevándose la palma el 1, abatiendo 3 y a la espera de encontrar uno grande que había herido y rematado los perros.  Mis compañeros abatieron 1 cochino cada uno¡¡¡¡.  Vassily había tirado a dos, creyendo alcanzar a los dos (cosa normal), y Paker que empieza a parecerse al primero tanto en suerte como en puntería ya que se había hecho con otro cochino de tamaño medio/pequeño/rata….jajajajaja.

Cuando llegamos a la Junta, ya estaba la Peña al completo en una mesa dentro del cortijo de la finca.  La verdad es que fue una alegría ver a tantos conocidos que nos habíamos embarcado a semejante viaje.  No se, pero tres horas de soledad y aburrimiento dan para mucho. 

Cada uno fuimos contando lo ocurrido en nuestras posturas, quedando la cosa más o menos así.

-   Paker y Vassily.  Lo comentado anteriormente, 1 cochino cada uno en sendas gateras.
-   Luismi y Rafa.  En el 6 de Collado Blanco.  Abatió el primero un cochino de unos 40 kilos no dándole opción ni a pistear.
-   Manolo y Jose Luis.  En el 6 de Alegas.  Jose Luis fue el triunfador de la jornada, abatiendo el venao de la montería en un lance bastante difícil según me comentaron.  La verdad es que se merecían un alegrón de estos.
-   Presi y Paco Herrera.  2 del Collado Blanco.  Estaban bastante fastidiados ya que habían fallado un gamazo de impresión.  Gamo que se fue de rositas porque no apareció en la junta de carnes por cierto.
-   Mi socio Carlos.  4 del Collado Blanco.  Abatió un cochino en un lance que, si llego a estar yo, no lo hubiera disfrutado como lo hizo (siiii, me excuso por dejarte abandonao..jaja).  Dos tirascazos con el express y el guarro no llegó ni a oír el disparo.
-   Luisfer y Alejandro.  En el 9 de la Teja.  Quizás de los más decepcionados.  Su zona fue una ruina ya que apenas vieron perros y caza.  Sólo al ponerse vieron cómo se escurrían de la mancha una piara de cochinos.  El resto de la montería no llegaron ni a ver los perros.
-   Matías y Dani.  En el 3 de Cerro Almirez.  Estuvieron viendo la montería como quien dice, ya que estaban colocados en todo lo alto de la mancha, donde casi la vegetación escaseaba.  Todo lo que vieron fue abatir algún cochino a 1 km de distancia de ellos, pero ninguna res de tiro llegó a subir hasta sus dominios.

La comida no estuvo muy bien que digamos, ya que al llegar algo tarde, los refrescos se habían agotado y tuvimos que esperar bastante rato a que estuviera preparada la paella, aunque ésta estuvo muy buena por cierto.

Realmente la montería se había dado mal.  No había la cantidad de cochinos que se esperaba y no había calidad alguna, excepto el venao de Jose Luis y un cochino con buenas defensas que un montero de Villanueva de Córdoba cedió a otro que lo había herido en una pata y no daba sangre.  Acciones así por desgracia se ven cada vez menos en las monterías de hoy en día.  Chapeau por la acción de dicho MONTERO que dignifican nuestro gremio¡¡¡.


El plantel final fue de 4 venaos, 23 cochinos y 8 gamos, encima con la caza muy mal repartida ya que las zonas más altas de la mancha no tuvieron apenas ocasión de abatir ninguna res. En fin, muy lejos de las previsiones que teníamos, pero bueno, la caza es así y más aún en terrenos abiertos.

Algunos de los compañeros se tuvieron que ir esa misma tarde ya que monteaban al día siguiente.  Así que nos despedimos de Luisfer, Alejandro, Dani y Vassily (que traía un trancazo de 3 pares y no estaba muy católico), y  el resto nos fuimos de nuevo a Huescar para “descansar” algo para lo que se avecinaba….

Llegar al hotel y, sin cambiarnos algunos, decidimos tomar un café y hablar más tranquilamente de lo que había ocurrido en la jornada.  Fue el único momento de relax del día ya que acto seguido empezaron a volar cubatas y a aparecer aquellos que se habían ido a duchar vestidos con sus mejores galas para la ocasión.  Yo, como no, me encendí de nuevo y fui el último en ducharme para la noche ya que por mi habría salido oliendo a rancio con el traje de montero…jajaja

Paker nos obsequió con un Moet cojonudo, brindando por lo que somos, un grupo de amigos ilusionados por una afición mal entendida en estos días, tanto por nuestras mujeres como por nuestros amigos.  Y así, la noche oscense comenzó de nuevo.

La verdad es que es mejor no contar lo ocurrido con detalles, porque daría para un libro entero, pero si que puedo decir que los personajes que tengo por compañeros de Peña son los reyes de la noche…jajaja.  Idas, venidas, alcohol, chupitos, bailes que harían palidecer a Ricky Martin, gente desaparecida que se encontraba en otros Pubs hablando con los lugareños de la zona, los solteros cazando a diestro y siniestro… en fin, fue una noche de las que hacía tiempo que no me reía tanto.  ¿Cómo sólo unos pocos pueden revolucionar tanto un pueblo entero?.

La hora recogida, ni lo recuerdo, y más aún con el cambio de hora de esa noche que nos trastocó a todos.  Sólo sé que nos vimos ocupando toda la barra del bar del Patri pidiendo algo de comer para poder dormir la mona como pudiéramos, sin apenas poder hablar del palizón que llevábamos.


A la mañana siguiente nos levantamos como auténticos despojos humanos bastante temprano.  Cuando bajamos a desayunar mi socio y yo, allí estaban el Presi, Jose Luis, Manolo y Paco Herrera con unas caras que eran un auténtico poema, pero todos con las mismas prisas por coger carretera cuanto antes para poder llegar a comer a nuestras casas y estar con nuestras familías que nos metían presión vía móvil.  Dichas prisas y la falta de riego hicieron que no pensáramos con claridad, dejando a Luismi y a Paker en la estacada y teniendo que ir un amigo de ellos a Córdoba a recogerles.  Lo siento por la parte que me toca…

Ya el viaje de vuelta lo hicimos del tirón, con una única parada a la salida de Granada para comprar lotería y poder despedirnos de los componentes del otro coche que harían lo mismo que nosotros.  Personalmente, no se me hizo muy pesada la vuelta, ya que me entretuve en recordar todo lo que había ocurrido a lo largo del fin de semana.   Quizás no acompañó la caza como esperábamos, pero todo lo que englobó a la montería fue de 10. 


Sinceramente, creo este viaje nos ha unido más si cabe.  No es fácil hacer que los “todosauna” nos hayan inculcado al resto su lema hasta su máxima exponéncia. 

Lo difícil ya está construido, ¿¿vamos a dejarlo a caer??... por mi parte espero que no.

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