Eso hace que despierte de mi letargo y empiece a volver a la
realidad de que estaba en una montería donde había que estar 100% concentrado
en todo lo que ocurriera.
Otra repetición de disparos más cerca si cabe y el montarral
empieza a venirse abajo con un estruendo de reses que bajan paralelos al camino
de las Alegas en dirección al final del regajo que dominaba en mi postura. En nada, consigo distinguir la carrera de las
reses pero que, enmontadas, no logro adivinar de qué se trataban.
No tarda en aparecer la primera cierva por el clarete, en línea
con el último coche de la otra armada, como una exhalación, seguida de otra y
un venao bastante bonito de montería.
Encaro al último y no logro casi ni meterlo en el visor (3-9x40) debido
a que me estoy llenando de bicho. Eso, y
la velocidad que traían hace que realice un disparo a trasluzón y muy mal
ejecutado. Encima intento recargar y la
bala de la recámara no entra, aunque no hubiese podido repetir el disparo
porque en cuestión de segundos se habían perdido entre el montarral después del
claro.
Me había llenado de bicho¡¡¡. Por más pruebas que hice nada más colocarme
con los aumentos al mínimo en todas mis zonas de disparo, había cometido un
error de principiante. Esas dudas de
dejar el rifle o coger la escopeta momentos antes de que se produjera el
encuentro me perseguirá toda la temporada, ya que tengo claro que si hubiera
elegido correctamente el resultado del lance hubiera sido otro completamente diferente. Pero bueno, al finalizar la montería me
acercaría a comprobar si le había alcanzado o no
.
Acto seguido, los disparos se sucedían muy cerca de mi postura. La armada de la Tatua se estaba divirtiendo,
y todo ello antes de soltar los perros.
Sinceramente, en esos momentos pensaba que se iba a dar un monterión ya
que aquí a lo que veníamos mayormente era a cochinos.
Los perros empezaban a impacientarse en los camiones de los
rehaleros ya que la fiesta había comenzado sin ellos, no parando de ladrar para
dar rienda suelta a sus instintos.
Soltarían a mis espaldas, de carretera hacia dentro de la mancha y
vuelta por sus pasos. En nada tengo a
los punteros encima de mí, metiéndose monte adentro y escudriñando toda mata
que me rodeaba. Algunos toman la
dirección del venao y no escucho ladrar a parado ni nada parecido, por lo que
me voy cerciorando de que no he llegado a tocar pelo.
Cuando llega el grueso de la rehala y se adentran aún más,
un perro que levanta algo y el perrero grita a pleno pulmón, - Ahí va el guarro
para abajo¡¡¡¡¡. Yo ya había cambiado el
rifle por la escopeta y esperaba al cochino por el mismo clarete que el venao,
pero éste fue mucho más listo y cuando llegue a verlo lo hizo bastante más
arriba, justo por las ruedas del último coche de la Tatua y sin dejar el espeso
montarral que seguía a continuación. Eso
hizo que sólo pudiese verlo pasar por el camino y desaparecer con los perros
monte abajo en dirección a la carretera.
En fin, mala suerte en esta ocasión, pero si esto no había
hecho más que empezar y ya llevaba dos lances, tenía la seguridad de que
tendría bastantes más ocasiones de probar las Legia esta temporada
Pero la cosa empezó a torcerse a partir de ese momento. No escuchaba apenas ladras y no había
disparos; alguno esporádico en la lejanía pero no como para que se estuviera
dando un monterión. Algo estaba pasando
y no era normal aquello, ya que el día era perfecto para montear y la mancha no
muy grande, por lo que tenía claro que escucharía todo desde mi posición. Tampoco había cobertura, por lo que no sabía
cómo le iba al resto de mis amigos.

Los primeros coches empiezan a aparecer, por lo que voy a
mirar al clarete por si viese algún rastro de que había alcanzado al
venao. Pero mis dudas se confirmaron…
allí no había ni rastro de sangre ni nada por ningún lado.
Me dispongo a recoger, cuando llegan mis compañeros Manolo y
Jose Luis en el coche del postor y me dicen que habían matado un venao de 12
puntas bonito¡¡¡. Me alegro por ellos
porque se merecía cualquiera de los dos abatir algo después de una temporada
pasada llena de mala suerte. Primero a
los que veo y primer abate de la Peña, aquello empieza bien…jejeje.

Cuando llegamos a la Junta, ya estaba la Peña al completo en
una mesa dentro del cortijo de la finca.
La verdad es que fue una alegría ver a tantos conocidos que nos habíamos
embarcado a semejante viaje. No se, pero
tres horas de soledad y aburrimiento dan para mucho.
Cada uno fuimos contando lo ocurrido en nuestras posturas,
quedando la cosa más o menos así.
- Luismi y Rafa.
En el 6 de Collado Blanco. Abatió
el primero un cochino de unos 40 kilos no dándole opción ni a pistear.
- Manolo y Jose Luis. En el 6 de Alegas. Jose Luis fue el triunfador de la jornada,
abatiendo el venao de la montería en un lance bastante difícil según me
comentaron. La verdad es que se merecían
un alegrón de estos.
- Presi y Paco Herrera. 2 del Collado Blanco. Estaban bastante fastidiados ya que habían
fallado un gamazo de impresión. Gamo que
se fue de rositas porque no apareció en la junta de carnes por cierto.
- Mi socio Carlos.
4 del Collado Blanco. Abatió un
cochino en un lance que, si llego a estar yo, no lo hubiera disfrutado como lo
hizo (siiii, me excuso por dejarte abandonao..jaja). Dos tirascazos con el express y el guarro no
llegó ni a oír el disparo.

- Matías y Dani.
En el 3 de Cerro Almirez. Estuvieron
viendo la montería como quien dice, ya que estaban colocados en todo lo alto de
la mancha, donde casi la vegetación escaseaba. Todo lo que vieron fue abatir algún cochino a
1 km de distancia de ellos, pero ninguna res de tiro llegó a subir hasta sus
dominios.
La comida no estuvo muy bien que digamos, ya que al llegar
algo tarde, los refrescos se habían agotado y tuvimos que esperar bastante rato
a que estuviera preparada la paella, aunque ésta estuvo muy buena por cierto.
Realmente la montería se había dado mal. No había la cantidad de cochinos que se esperaba
y no había calidad alguna, excepto el venao de Jose Luis y un cochino con buenas defensas que un montero de Villanueva de Córdoba cedió a otro que lo
había herido en una pata y no daba sangre.
Acciones así por desgracia se ven cada vez menos en las monterías de hoy
en día. Chapeau por la acción de dicho
MONTERO que dignifican nuestro gremio¡¡¡.

Algunos de los compañeros se tuvieron que ir esa misma tarde
ya que monteaban al día siguiente. Así
que nos despedimos de Luisfer, Alejandro, Dani y Vassily (que traía un trancazo
de 3 pares y no estaba muy católico), y el
resto nos fuimos de nuevo a Huescar para “descansar” algo para lo que se
avecinaba….

Paker nos obsequió con un Moet cojonudo, brindando por lo
que somos, un grupo de amigos ilusionados por una afición mal entendida en
estos días, tanto por nuestras mujeres como por nuestros amigos. Y así, la noche oscense comenzó de nuevo.

La hora recogida, ni lo recuerdo, y más aún con el cambio de
hora de esa noche que nos trastocó a todos.
Sólo sé que nos vimos ocupando toda la barra del bar del Patri pidiendo
algo de comer para poder dormir la mona como pudiéramos, sin apenas poder
hablar del palizón que llevábamos.
A la mañana siguiente nos levantamos como auténticos despojos
humanos bastante temprano. Cuando bajamos
a desayunar mi socio y yo, allí estaban el Presi, Jose Luis, Manolo y Paco
Herrera con unas caras que eran un auténtico poema, pero todos con las mismas
prisas por coger carretera cuanto antes para poder llegar a comer a nuestras
casas y estar con nuestras familías que nos metían presión vía móvil. Dichas prisas y la falta de riego hicieron que
no pensáramos con claridad, dejando a Luismi y a Paker en la estacada y
teniendo que ir un amigo de ellos a Córdoba a recogerles. Lo siento por la parte que me toca…
Ya el viaje de vuelta lo hicimos del tirón, con una única
parada a la salida de Granada para comprar lotería y poder despedirnos de los
componentes del otro coche que harían lo mismo que nosotros. Personalmente, no se me hizo muy pesada la
vuelta, ya que me entretuve en recordar todo lo que había ocurrido a lo largo
del fin de semana. Quizás no acompañó la caza como esperábamos,
pero todo lo que englobó a la montería fue de 10.
Sinceramente, creo este viaje nos ha unido más si cabe. No es fácil hacer que los “todosauna” nos
hayan inculcado al resto su lema hasta su máxima exponéncia.
Lo difícil ya está construido, ¿¿vamos a dejarlo a caer??...
por mi parte espero que no.
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