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lunes, 24 de octubre de 2016

COMIENZO DE TEMPORADA



Retomo el blog, después de bastantes meses sin hacer acto de presencia, debido al comienzo de esta nueva y apasionante temporada de caza.  Un año con grandes expectativas y con manchas cerradas desde hace meses debido a la enorme demanda que está habiendo este año, tanto en organizaciones luchando por las mejores fincas como nosotros, los monteros, a los que parece que la crisis ha pasado a mejor vida.

Realmente la temporada comenzó hace meses, desde que empezaron a salir programas de las diferentes orgánicas allá por Mayo y Junio.  Elección de las manchas a elegir, echar cuentas y decidir dónde vamos, hizo que ya tuviéramos las primeras reuniones entre los de la Peña para hablar de lo que nos apasiona… la montería.

Una media veda intensa, un día de caza menor el primer fin de semana y llegada, al fin, del primer gran día esperado después de tantos meses.  ¡¡¡“La Parrilla”¡¡¡, ubicada en el término municipal de Belmez, de unas 700 ha y compuesta por una gran dehesa dominada por dos fuertes montes de cabeza.


En esta ocasión iríamos 5 puestos por parte de la Peña, con las ilusiones intactas y armados hasta los dientes para aguantar el chaparrón que se anunciaba. 

La verdad es que el día, climatológicamente hablando, fue de perros.  Desde que nos reunimos en el bar de la gasolinera de Peñarroya no dejó de caer agua, acompañado de un viento bastante molestó que deslució bastante la jornada. Pero bueno, estos días son los que yo considero para verdaderos monteros y mejor contarlo desde el principio y no desde el final.

La Junta fue a las 9 en el campo de futbol de Doña Rama, a escasa distancia de la finca. Una buena carpa y un nuevo catering nos esperaba.  La lluvia arreciaba y dudábamos si se podría cazar en estas condiciones.


 Mientras nos tomábamos unas buenas migas y café para entrar en calor, fuimos saludando a unos y otros de los que habitualmente monteamos con Cinegética los Barrancos mientras elucubrábamos los puestos más querenciosos en el plano de la mancha colgado desde primera hora.


Cazar con amigos hace que el tiempo pase volando y la hora del sorteo apareció sin casi darnos cuenta.  José Morillo dió las normas de la montería y dejó claras algunas cuestiones que son de agradecer.  Aquí se caza pagando o cobrando…ni amiguismos, ni tratos de favor a nadie.  Todos los puestos encima de la mesa y los dos de la propiedad anunciados y colocados en el plano.

Pues bien, los 5 puestos de la Peña sacamos en suertes lo siguiente. 
 -     Carlos (mi socio habitual) y Tesorero.  2 de la Loma. 
 -      Matías y su compañero Angel.  5 de la Loma. 
 -   “Vassili” y Paker.  7 de la Loma. 
 -      Presi y Manolo.  1 de Cortijo Viejo. 
 -     Jorge y servidor.  9 del Pantano.

Particularmente, nuestro puesto sobre el papel nos encantaba.  Al lado de la propiedad, en lo alto del cerro donde los cochinos faldearían si los perros no conseguían hacerles romper a las dehesas.  Confirmado por José… “si no tirais vosotros no lo harían los 25 puestos de alrededor”.


Seguía cayendo chuzos de punta y aquello no tenía intención de escampar.  Los primeros puestos parten y a nosotros nos toca esperar.  Se nota que son las primeras jornadas de la temporada porque la gente está ansiosa y atenta para salir cuanto  antes al cazadero.

Quedábamos 4 gatos en la Junta cuando nos tocó a nosotros.  Fue entrar a la finca y encontrarnos el coche del Presi y Manolo, en medio de la dehesa, y en el quinto infierno del meollo del asunto.   La verdad es que la mano que tuvieron fue para cortársela, pero bueno, quizás podría escabullirse alguno de los pocos venaos que se sabían que había en la finca (es una mancha mucho más cochinera que otra cosa).

Empezamos a rodear el cerro dejando los puestos en el límite del monte con la dehesa y comenzamos a subir y a adentrarnos en una auténtica jungla con sólo un camino hacia el punto más alto. 
Nuestro puesto se encontraba en medio de ese camino medio tragado por la vegetación y con ese único posible tiradero.  Un puesto corto, para cazar de oído, pero algo imposible hoy debido al tiempo de perros que seguía haciendo.

Dadas las condiciones, dejé el rifle en el zurrón y saqué la escopeta con caño de bala con las Legia como munición.  Aquello iba a ser tiro conejero y prefería tirar con miras abiertas.  Mi compañero por el contrario dejó su rifle con el visor puesto ya que no le gusta tirar de la otra manera.

Cada uno mirando a un lado del camino y a esperar.  No transcurren ni 20 min cuando sueltan los perros.  La algarabía formada hace que nos tensemos como cuerdas de guitarra... cuando, sin previo aviso, salta un venao por el lado de mi compi justo donde hacía curva el camino.  Ni ademan de encararse… que velocidad, esto va a ser complicadísimo.

La armada del “Rosalejo” que empieza a tirar y de repente me salta un cochino de considerable porte por mi lado al que tampoco me da tiempo ni a encarar.  Vista la situación, me coloco en posición de disparo y a aguantar el tiempo que pueda así, ya que es imposible escuchar absolutamente nada debido a la lluvia y al viento que pegaba en lo alto del cerro.

En esas estaba cuando salta otro cochino al camino pasando como un avión por el mismo sitio que el anterior (no más de 20 metros de la tablilla). Gracias a estar en “posición de ataque” me da tiempo a soltarle un tiro a trasluzón.  Sinceramente, no creo ni que le apuntase bien, aunque después miraríamos a ver que tal.

Parece que el paso de los cochinos estaba por la zona alta del puesto. Sigo en posición de disparo y los brazos me empiezan a temblar.  Cuando ya estaba a punto de desistir bajando un rato el arma, aparece otro haciendo exactamente lo mismo.  Le meto un zurriagazo y a este si que creo haberle apuntado a tiempo.  Pero se mete en la pared verde y ni idea del resultado.

Entre tanto los perros por todo alrededor.  Vaya primera media hora¡¡¡¡.  Hablando con mi amigo sobre lo que había tirado (casi a voces para escucharnos), unos perros laten a algo que viene directamente hacia nosotros.  Cuando aparece, lo hace por el viso, por lo que simplemente lo vimos pasar, aunque éste sí que tenía pinta de ser un buen macho.

Le digo a mi compi que se cambie, ya que todos los cochinos pasan por mi lado y ya he tirado a dos.  Fue cambiarnos y otra ladra directa hacia nosotros.  Los perros cantan el paso de la res que llevan delante, por lo que mi amigo se prepara, y cuando aparece en el camino ya le tenía metido en la cruz.  Zurriagazo y seco.  Un cochino pequeño de unos 30 kilos al que no le dio tiempo ni a escuchar la bala…. Joder, vaya manera de dejarme en evidencia, y yo excusándome de que los fallaba por la dificultad del tiro…jajajaja.


La “guarrada” estaba siendo considerable.  Seis cochinos vistos, 3 tirados y, por ahora, 1 matado en los primeros 40 minutos¡¡¡.  Nos las prometíamos muy felices, pero aquello fue bajando en intensidad.  La lluvia arreciaba y los perros aparecían y desaparecían del camino sin ladra alguna.

Tampoco se escuchaban muchos tiros en toda la montería, por lo que decidimos acercarnos (no más de 15 metros) a la vereda donde habían entrado los dos guarros tirados por mí.  Mi sorpresa fue mayúscula al encontrar cuajarones enormes de sangre metiéndose hacia el monte.  

En cuanto apareció Juande (jefe de campo de los Barrancos) por el camino, haciendo de guía de las rehalas que batían el cerro, le comenté lo sucedido.   Se adentraron en la jungla y apareció al poco para confirmarme que estaba muerto unos metros delante de nosotros, que lo habían marcado los rehaleros y que tenía un tiro "tripero".

Nos felicitamos, llevábamos 2 cochinetes en este puesto¡¡.  Pero ahí acabó todo, intentando aguantar como podíamos la que estaba cayendo fue transcurriendo el tiempo de manera inexorable hasta el sonido de las caracolas.

Cuando llegó el postor, le comunicamos lo sucedido y nos adentramos monte adentro para ver el cochino.  Pero aquello estaba imposible de acceder, aparte de que fue meternos en las jaras y empaparnos, por lo que desistimos y esperamos verlo en la junta.  De todas formas el rehalero que lo marcó nos dijo que era pequeño también, no más de 40 kilos.

La comida bien, sentados y con camareros sirviendo.  Estaba aterido de frío, por lo que el potaje me sentó de lujo.  Mis compañeros de Peña no pasaron un buen día, y bastantes de ellos no vieron nada en toda la mañana.

-          Carlos y tesorero en el 2 de la Loma.  Tuvieron cerca un cochino grande que rompió por el lugar menos esperado, un barbecho, sin posibilidad de intentar abatirlo.

-          Presi y Manolo en el 1 del cortijo viejo.  Muy mala suerte en la hora del sorteo, no vieron nada, aunque sus compañeros de armada si dispararon en varias ocasiones

      Matias y Ángel en el 5 de la Loma.  Ángel sólo pudo disparar un tiro a salto de mata a un cochino que, según dijo, parecía bastante grande, pero sin cortar pelo.

-          Paker y “Vassili” en el 7 de la Loma.  Siguen con su suerte (y buena puntería) de la temporada pasada, abatiendo un cochino medianete. 

Pero el gran triunfador de la jornada fue Jorge, un chaval de Fuente Obejuna que abatió un enorme cochino en el 6 de Aguas frías.  Realmente un cochino así merece toda una montería.  Espero abatir algún día algo así o parecido¡¡¡jajajaja.  Enhorabuena¡¡¡



La jornada terminó tomándonos un digestivo para entrar algo en calor y con el futbol de fondo mientras íbamos comentando el día, pero no quisimos alargarnos mucho ya que la próxima semana tenemos uno de los platos fuertes de esta temporada…. La Losa¡¡, a Huescar a pasar el fin de semana¡¡¡¡

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