Hacía mucho tiempo que tenía ganas de asistir a una de las monterías que organiza la Sociedad de Cazadores de Hornachuelos cada año, ya
que deseaba poder recordar mis comienzos monteros cuando aún era un crio.
Aún recuerdo cómo se respiraba un ambiente muy diferente al
resto de las jornadas; era un ambiente mucho más montero. Esas juntas
en la explanada del “Pedrejón” con los cerros de “Alta Baja” al fondo, o en la
misma casa de “Los Villares”, rodeados de sierra, con la única nota discordante
del cementerio del Cabril. O esos sorteos con todos los sobres encima de
la mesa, donde tenían preferencia los
puestos de las rehalas a la hora de ser llamados, llevando con ellos esos
trabucos para hacerlos “cantar” en mitad de la mancha para así mantener la
tradición… y yo, mientras tanto, intentando adivinar donde se encontraban las
armadas más querenciosas que cada año repetían sus nombres hasta convertirlas
en una parte más de aquella jornada cinegética....Carril central en “La Muela”, Puerto Enebral en la
“Adelfilla”, etc…
Aunque, con el paso del tiempo, me di cuenta que lo que
realmente las hacía diferentes era la gente que asistía. Grandes monteros venidos de distintos puntos de
la geografía española se reunían en cada mancha para poder montear a la antigua
usanza. Era el último reducto que les
quedaba para poder disfrutar de una MONTERÍA de las de antes, alejada aún de la
“prostitución” a la que estaba siendo sometida esta modalidad de caza, donde el
respeto a las rehalas como parte fundamental de la misma, la educación, las formas, el buen
hacer y la falta de “trofeitis” eran la seña
de identidad de cazar con esta Sociedad.
Tristemente, todo evoluciona, y hoy en día se ha perdido
casi todo lo comentado anteriormente. El
número de piezas abatidas es el factor único e importante para la mayoría de
estos nuevos monteros, que no tuvieron un tutor que les enseñara las normas
básicas de la montería, ni se empaparon de cómo y qué hacer con un arma en una
postura. Para ellos, todo lo demás que
rodea a esta modalidad es secundario, sólo los resultados personales, frios y vacíos,
les sirven como valoración única y principal a la hora de calificar una
montería.
En fin, por todo lo comentado anteriormente y con cierta
nostalgia, llamé allá por Octubre para ver si tenían algún puesto disponible
para alguna de sus manchas y así poder constatar si aún seguían conservando esa
identidad propia que los hacía diferentes o, por el contrario, habían sucumbido
a estos “nuevos tiempos”.
Como supuse, el cartel de “no hay billetes” llevaba colgado
desde mucho antes de comenzar la temporada.
Sabía que la nueva directiva estaba haciendo las cosas bien, y la
demanda para poder participar con ellos iba a ser alta, pero no me imaginaba que fuera tan exagerada.
Pero la semana anterior a la celebración de uno de sus fines
de semana, un buen amigo me llamo ofreciéndome compartir puesto con él. No dudé ni un segundo en responderle
afirmativamente en cuanto mencionó el nombre de la mancha…¡¡¡¡”Zorzalejo”¡¡¡.
Zorzalejo, 1700 ha para 78 puestos, que linda con fincas de
renombre como “La Carrasquilla” o “Los Membrillos”, muy querenciosa para los
cochinos y con gran densidad de cervuno.
En resumidas cuentas, unas de sus mejores manchas.

Alberto,
mi compañero, asistió hasta Hornachuelos para sacar en suertes el 4 de
Mirabueno, cierre con “La Muela”. A
priori, muy buen cierre, en zona alta de la finca donde más reses suele
albergar.
La Junta a las 8 de la mañana en la casa de los “Villares y
Parrillas”, en un día perfecto para montear.
Ya en el trayecto por la carretera de la Cardenchosa, pasé zonas en las
que ya había estado anteriormente monteando, como el 1 de Chozo Redondo en “La
Muela” (ese puesto daría para un post completo aparte).
Como es normal, el lugar de la reunión me encantó, pero más
aún cuando pude ver como la mayoría de los componentes de la directiva de la
Sociedad de Hornachuelos de cuando cazaba con mi padre y Valentín seguían allí. Postores, guardas, arrieros… con algunos años
más pero con la misma ilusión que cuando les veía siendo un crío¡¡¡.
Con este panorama y rodeado de sierra, las migas me supieron
buenísimas, y el café ardiendo me entró
de lujo. Lástima que apenas tuve tiempo
de charlar con nadie, ya que a las 8:30 el nuevo presidente de la Sociedad dio
las normas habituales en cada montería con su correspondiente rezo (aquí faltó
un antiguo montero que solía recitar la Virgen de la Cabeza como si de un poema
se tratase) para, a continuación, dar salidas a las armadas. Aunque el ambiente era tal y como lo
recordaba.
Son las 9 y ya vamos dirección al cazadero¡¡¡. Por este tipo de cosas prefiero los cierres
en fincas abiertas. Un buen rato de
carril a través de “La Muela” hace que podamos disfrutar del paisaje de toda la zona, algo que me sirvió para cerciorarme
que no hay zona más bonita para cazar en toda Sierra Morena. Armada
de Lagunillas a la derecha y Mirabueno a la izquierda.
Y aquí empezó el sin sabor del día. El primer puesto estaba situado en el mismo
camino que dividía las dos manchas, con un testero precioso como tiradero. El puesto 2 igual, aunque incluso con más
visibilidad si cabe. Y aquí nos desvían
hacia la izquierda para empezar a subir por una fuerte pendiente hasta lo alto de
un cerro enorme donde se colocó el 3 y, un poco más a la izquierda, pero aún
altísimos al 4 (nosotros). Los siguientes
3 puestos bajaron hasta coger de nuevo el camino donde fueron colocados el 1 y 2 para
ocupar sus posturas.
En resumen, en vez de seguir el camino habitual del cierre,
al 3 y a nosotros nos habían subido unos 300 metros más arriba. ¿A que fue debido esto?, lo vi nada más
ponernos. Una malla conejera puesta este
mismo año, con una superficie de unas 2ha, había sido colocada en plena ladera
entre el 4 y el 5.
La orgánica, pensando que cortaríamos las reses del 5, 6 y 7
debido a este obstáculo, subieron los puestos 3 y 4 unos 300 metros arriba
pero, como pude constatar, ninguna res faldeó hasta chocar con dicha malla, si
no que todas tenían sus querencias marcadas hacia las diferentes posturas.
(al fondo se puede ver el camino donde debía esta el puesto)
Debido a esto, sólo pudimos ver como
cazaban desde lejos, pudiendo ver unos 8 o 10 venaos de bajo porte entrar al
tiradero donde debía estar el 4 realmente pero, cuando se metían en el mismo
arroyo (a cascaporro si hubiéramos estado allí), éstos se desviaban a izquierda
o derecha para buscar una huida menos dura que subir de frente donde había una
fortísima pendiente.
Pero no hay mal que por bien no
venga. La traca de tiros fue
espectacular, toda la zona era un hervidero y pude ver cazar las rehalas de una
forma magistral debido a la visibilidad que me ofrecía estar a semejante
altura.
Mi armada fue de las más destacadas,
abatiendo el número 5 un venao y un cochino, el 6 cuatro cochinos y un venao y
el 7 tiró a ocho venaos y abatió tres o cuatro.
El 3 tampoco hizo nada ya que se encontraba en la misma situación que
nosotros, y el 1 y 2 no se sus resultados, pero no pararon de tirar, por lo que
supongo que abatirían varias reses.

En fin, recogimos los bártulos y nos
fuimos a la junta ubicada en una cantera en medio de la mancha. Cuando llegamos, la gente estaba exultante
por el resultado y ya había en la losa un cochino impresionante que dará
medalla segura.
La comida buenísima, con bastante variedad
y cantidad. Encima pusieron
habichuelas¡¡¡, lástima que no vino Carlos que siempre me dice que está harto
de los garbanzos en tooodas las monterías…jejej.
El resultado final fue de 101 venaos, 30
cochinos y 5 gamos. Aunque ya es sabido
que la calidad de los venaos en estas manchas es bastante baja, los cochinos si
que suelen dar una alegría a más de uno.
El único pero que les pongo fue la
tardanza de las reses en llegar a la junta, aunque es comprensible en este caso
ya que se cazaban 1700 ha y la mancha tiene unos barrancos que sólo las mulas pueden
sacar de allí las reses.
Ya cuando empezaba a anochecer, y con pocas ganas de marcharme, nos paramos en la Cardenchosa para tomarnos un café y así retomar la carretera sinuosa que nos llevaría de vuelta a la realidad algo mas espabilados.
En fin, pese a que faltaban la mayoría de esos viejos monteros que ya no se encuentran entre nosotros y la falta de fortuna a la hora de elegir puesto, la sociedad sigue siendo practicamente la misma, conservando ciertos valores que no pueden pagarse con dinero. Por lo que no me cabe duda que volveré a cazar con ellos la próxima temporada.
Además, me gustaría felicitarles desde aquí, ya que consiguen que piense como esos grandes monteros en su día...."aún quedan reductos donde se puede CAZAR como antaño"..
No hay comentarios:
Publicar un comentario