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martes, 26 de enero de 2016

MONTERÍA POR NAVIDAD. LA CANDELERA BAJA


En plenas navidades, más concretamente el 27 de Diciembre, asistimos a la montería “La Candelera Baja”, propiedad de Julio Sojo.  Finca cercada en su totalidad y con un fuerte monte de cabeza que la distingue como una de las manchas más difíciles de montear de la sierra cordobesa.

Se batiría con 64 puestos y 26 rehalas con un cupo de 2 venaos  y cochinos libres.

Sinceramente`, era una mancha que me transmitía muchas dudas debido a que se había cazado años anteriores y ésta no había cosechado unos resultados muy boyantes que digamos.  Pero la información que nos llegaba los días previos era de que estaba bastante cargada de reses y que nos íbamos a divertir.


Así que, a las 7:15 de la mañana, la mayoría de los componentes de la Peña El Cerrillo nos reunimos en el bar de la gasolinera de Peñarroya- Pueblonuevo con la excusa de ir todos en caravana hasta la junta.  Primer café y primer “ritual” del día; tomarse una cerveza recién levantados como ofrenda a la suerte.  La verdad es que el tema de las manías y fobias de los monteros da para un Blog aparte...XD.

Antes de poner rumbo a la Junta, apareció Ricardo Barbero, amigo y mejor rehalero que, en esta ocasión, asistía a otra montería.  Una pena, porque da gusto ver cazar a sus perros rompiendo monte mientras Ricardo les anima como si no hubiera mañana con su “Tomahooo” característico.

Alrededor de las 8 partimos hacía la Junta que se encontraba en la Estación de Obejo, a 2 km de Cerro Muriano.  Llegamos a la hora prevista y nos recibió un frío que cortaba las ideas.  Encima al “Presi” no se le ocurrió otra cosa que darnos unos gorros de Papa Noel para ir dando el cante durante toda la mañana, aunque menos mal que la vergüenza de algunos hizo que sólo los tuviéramos puestos los primeros 10 min….jajaja.


Las migas bastante mejorables, algo grasientas, pero entre el café recién hecho, el anís y las tertulias con los conocidos hizo que el tiempo hasta la hora de los sobres se me pasara volando.

Antes del sorteo, José Morillo recordó las normas de la montería y dio una placa conmemorativa al sobrino del "Botas", nuevo montero que abatió su primera res en la finca "El Carrasco".  Posteriormente explicó que el tema del cupo era debido a que existen algunos puestos muy querenciosos por los que pasaría mucha caza, y con esta medida lo que se intentaba era diversificar la suerte al resto de cazadores.  

 

Después del rezo y de ese “Viva España” sentido, sin connotaciones políticas, sólo como un sentimiento patriota y alejado de banderas e ideales, se dio comienzo  al sorteo.

 En esta ocasión, seríamos 5 los puestos que cubriría la Peña.  La suerte, como es natural, no le hizo ni caso al ritual de las cervezas ya que a cada uno nos mandó donde le dio la real gana. 

Mi socio tuvo la mano "tonta" y sacó el "1 del carril viejo".

Sobre el papel, nuestro puesto nos gustaba. Última en salir, ubicado en la zona alta de la mancha, donde se sabía que las reses estaban debido al resguardo y defensa que la finca les ofrece.  Además,  no estaba muy lejos de la malla cinegética con el campo de tiro de Cerro Muriano (mallazo antiguo con multitud de gateras y huida natural de las reses).  Y como colofón,  preguntamos a uno de los orgánicos y nos comentó que era de los pocos puestos de la finca con muy buen tiradero…por lo que, todo en uno!!!!!.

Comienzan a salir las armadas y a nosotros nos toca esperar.  Realmente este año estamos yendo a todas las últimas traviesas de cada montería, por lo que, cuando finalmente nos toca, quedamos 4 gatos y yo ya tengo los nervios fuera de escala. 

Un buen rato de carril por el campo de tiro de Cerro Muriano nos conduce al cazadero, pero la polvareda que hay formada nos recuerda lo seco que esta todo… debe llover ya..

Nada más entrar a la finca, la “casa” donde se haría la comida.  Casa por llamarlo de alguna manera, ya que eso eran 4 tablones mal colocados por los “Benito y Compañia” de turno (supongo que habría otro cortijo en la zona más adehesada de la mancha, porque vaya tela). Pues bien, a 200 metros hacia la derecha de esta “obra artística” se encontraba nuestro puesto.

Éste nos encantó.  Estaba colocado en un collado dominando en la parte delantera un enorme vaguadón salpicado de encinas y jaras con una distancia de tiro entre 100/150 metros.  Por la parte izquierda, a unos 250 metros, la malla cinegética con el campo de tiro.  Y por detrás, otro barranco más pelado y, a priori, menos querencioso que la parte frontal, pero por el que también se veía veredas muy tomadas.  Preparamos los archiperres y a esperar.

La verdad es que la primera media hora fue muy tranquila, se escuchaban pocos tiros y no se veía movimiento de animales por el puesto pero, fue poner pie a tierra el primer perro en la finca y aquello explotó, al menos en nuestra postura..

El primer cordón de reses lo vimos pegado a la malla, e iba un venao de poco porte al cual ni hicimos amago de intentar abatir.  Acto seguido empezó a entrar más y más caza por todos lados y ya no sabíamos hacia donde mirar...

Aquello fue un espectáculo.   Una collera de venaos bonitos de montería primero, uno sólo después, otro acompañando a varias ciervas, otros dos por la misma malla, incluso una manada de muflones vimos¡¡¡.   Realmente le estábamos dando gusto al gatillo, pero también fallando estrepitosamente.  Carlos y yo nos reíamos por nuestra mala puntería ya que, en mi caso, fallé dos venaos a cascaporro de los que no creo que me vuelvan a entrar así en la vida.  En total, en la primera hora de montería habíamos tirado sobre 6 o 7 venaos tranquilamente (no recuerdo ni cuantos fueron realmente) y no nos habíamos quedado con ninguno¡¡¡¡jajaja

Recordando las palabras de José Morillo, tuvimos la certeza de que habíamos cogido uno de esos puestos a los que hacía mención.  La querencia de las reses hacia nuestra postura era exagerada, por lo que realmente estábamos tranquilos ya que sabíamos que tendríamos mil y una oportunidades más de abate.

En efecto, al rato apareció otro cordón de reses con 2 venaos entre ellos pegados a la malla pero, al llegar a nuestra altura, giraron y empezaron a bajar hacia nuestros dominios.  Cuando se pararon para orientarse, a una distancia aún considerable, mi socio le pega un zurriagazo que alcanza al primer venao y le hace voltearse, pudiendo verse claramente como le había alcanzado en plena paletilla.  Pero éste se rehízo y empezó a bajar a todo trapo al vaguadón, teniendo que rematarlo con 2 disparos más para cortar su carrera.

Felicitándonos y contentos por abatir la primera pieza, comienza mi turno para intentar completar el cupo.  Y efectivamente, otro cordón de reses por la misma malla dirección a la “casa” con un venao entre ellos.  Éstos, por el contrario, no giraron hacía nuestro testero, si no que seguían paralelos a la malla, por lo que tuve que meterle todos los aumentos al visor y, en el disparo más lejano de tooodos los que realicé (unos 18 en total) a lo largo de la montería, le enganche.  También me enganche a mí mismo ya que me pegué un leñazo con el visor que me dejó por un rato algo zumbado, por lo que mi compañero se encargó de rematarlo cuando se descolgó del resto de ciervas mientras bajaba hacía nuestra postura.

Con hielo en la ceja y felices por el cupo de venaos completado, esperamos a los cochinos la última hora de montería, pero finalmente éstos no aparecieron, por lo que nos entretuvimos viendo más venaos pasar por nuestra postura mientras le dábamos un buen tiento al taco.



Una vez terminada la montería, marcamos las reses y pisteamos algunos de los lances que tuvimos a primera hora.  Cuando llegamos a la junta, ya estaba el resto de los componentes de la Peña casi con el postre.  Y la verdad es que tampoco se les había dado mal del todo:

         - Luisfer y Jose Luis.  Estuvieron en nuestra misma armada, "6 del camino viejo".  Abatieron un venao a una distancia considerable y el tesorero erró a última hora otro que lo definió como el más grande de la montería con diferencia, y al que no vió en el plantel final.  Puesto bastante difícil de cazar por lo que me comentaron.

      

          - Manolo y “Presi”.  En el "4 de Casilla Garrote".  No tuvieron ocasión de disfrutar de ningún lance.  Encima el venao más grande presentado en la junta lo levantaron muy cerca de su postura, pero éste decidió tomar otros derroteros, siendo finalmente abatido por el puesto colindante.  La verdad es que están teniendo muy mala suerte esta temporada.

      (Este fue el venao que levantaron cerca de su puesto).

          - Rafa y Matias (“Los pipis”).  En el "2 del Espartaco".  Rafa hirió un venao que fue rematado por los perros a una considerable distancia.  A su hermano Matias se le encasquilló el Mauser de colección que posee (no tiró el cerrojo para atrás del todo por lo que la bala no entró) cuando iba a disparar sobre otro venao que les entraba.

          - Paker y Aurora.  En el "1 de Tejón", Paker siguió con su buena puntería abatiendo un venao representativo.  Lástima que todas las reses conseguidas no estén siendo de mayor porte ya que lleva una temporada para enmarcar en cuestión de cantidad.

      

El resultado final fue de 54 venaos y 23 cochinos, con uno de cada especie que pueden llegar a medalla como reses más destacadas.  La verdad es que fue una grata sorpresa el buen resultado obtenido, ya que pocos puestos se quedaron sin tirar y consiguiendo una calidad media bastante aceptable.


Tampoco pudimos quedarnos mucho tiempo en la Junta ya que a mi socio empezó a subirle el Vesubio por el esófago y empezó a encontrarse fatal. 

Así que cogimos camino polvoriento adelante y nos paramos en la gasolinera del Vacar para tomarnos un café y esperar al resto de la Peña.  



Una vez hechas las fotos de rigor, cada “mochuelo a su olivo”, ya que siendo fiestas había que estar temprano con las familias, no demorándonos esta vez hasta altas horas como estamos acostumbrados.

En resumen, muy buen día de montería en plenas navidades, con unos resultados bastante por encima de lo que esperábamos.

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